Con esta entrega se cierra el Proyecto Nocilla, formado además por los dos libros: Nocilla Dream y Nocilla Experience, que en conjunto son mucho más que historias entrelazadas y plasmadas en unas cuantas páginas. Compendio de sensaciones, batido de personajes, un ensamblaje a capricho del autor y para deleite de quien lo lee.Ante dos televisores que emiten imágenes silenciosas (uno) y solamente sonidos (el otro), con la bebida refrescante más famosa, aderezada con una rodajita de limón; camina sin rumbo pero con paso a veces más firme, por los documentales catastrofistas de Chernobil, una isla al sur de Cerdeña, un bar que se parece al de las Azores de Vila – Matas, la postración en Thailandia, las cámaras que nada vigilan en Las Vegas, un bikini y La música del azar de Paul Auster; cargando con la funda de una guitarra en cuyo interior se esconde algo, para terminar enfrentándose a si mismo, a su soledad, a su aislamiento y soltar todos esos fragmentos pedidos en la memoria, en otros libros, en el aire.
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