miércoles, 5 de diciembre de 2007

5 - diciembre - 1999: Otto

Ayer, por fin, comencé la búsqueda. En el Faro venían varios anuncios.
Los inicios no fueron buenos. Mi hermana pide paciencia y yo no la tengo.
El domingo, día 5, me levanto llena de optimismo.
Retomo los anuncios del día anterior y empiezo por uno en el que saltaba el contestador. Esta vez hay suerte y lo descuelgan. Les queda una hembra de color marrón.
- ¿Y un macho?
- Sí, pero ... a manchas, blanco y negro.
Eso parecía un problema para ella y yo no me lo podía creer. Quedamos esa misma tarde y ya empiezo a dar saltos de alegría.
Tiene 2 meses y 3 semanas. Está vacunado y ya me lo podría traer a casa.
Llamo a mi hermana para contárselo. Es Otto.
Ese día comíamos con mis padres y hay que decírselo a mi madre, quien jamás quiso un perro en casa. ¿Cuándo se lo digo? No hay tiempo.
Pregunto que van a hacer por la tarde... porque quiero ir a por mi regalo de navidad: un perrito.
- Estás LOCA
- Un cócker
- ¿Y uno que no tenga tanta pelo?
INCREÍBLE, se queda helada, pero no monta en cólera. Viene conmigo y con mi hermana a recogerle.
Casa de Corujo, se abre el portalón, dos hembras (madre e hija) viene hacia nosotras y Otto sale en dirección opuesta. Lo primero que vemos es su hermoso trasero.
Lo cojo en brazos y nos vamos en el coche, no deja de llorar. Parada en Alcampo para comprar su comida, una correa y un juguete. Mientras mamá se queda con él en el colo y esperando.
Ya muy cerca de casa vomita sobre todo lo que hay a su alrededor...
Lo subo al piso en brazos y no para de llorar. En la cocina le ponemos agua y una manta para que se tumbe.
Llamo a mi padre que, ni un partido del Depor le va a impedir conocer a su nuevo compañero de paseos.
Hablo también con C. y con F.
Papá trae periódicos para sus pises. Se lo bajo con la correa para que lo vea. Pánico en las escaleras, al salir a la calle. No quiere a nadie. En el portal se acurruca contra mi, temblando.
Volvemos para arriba ya con F. y en la cocina se queda dormido sobre las alfombrillas.






Se van mi hermana y F. y le doy su cena. Se abalanza como un poseso sobre la comida. Ha sido visto y no visto (en eso no ha cambiado nada con el paso de los años).
Le hago las primeras fotos, con un cojín que va a ser suyo.





Hemos pasado de la cocina al comedor. Todo le da miedo y yo me voy al teléfono, a la entrada y él no se atreve a dar un paso fuera del salón, y llora.
Envío masivo de sms con la GRAN noticia.
Es hora de irse a dormir. Empieza la batalla. Yo con las ideas muy claras. Le doy unos mimitos en la cocina, sobre su manta, la puerta totalmente abierta y me dirijo a mi habitación.
Llora, espero, sigue llorando, aguanto como puedo, se viene para mi cuarto. Es horrible ese lamento, SUFRE y yo me siento realmente MAL.
Finalmente se duerme en el suelo, pegado a mi puerta.

No hay comentarios: